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ZOOTECNIA.AÑO 1768

Fue Bourgelat, fundador de la Escuela de Veterinaria de Lyón, quien usó por primera vez, en
1768, la palabra Zootecnia, para designar el conjunto de conocimientos científicos sobre
Ganadería.
Baudement, primer profesor de la cátedra de Zootecnia en el Instituto Agronómico de Versalles,
en 1846, hizo popular esta ciencia. Por eso es interesante transcribir sus conceptos acerca de esta
materia, que encara los problemas de la producción animal. Dijo así:
"Para la Zootecnia, los animales son máquinas; no por lo que significa la palabra, sino por su
acepción más rigurosa, tal como la admiten la mecánica y la industria. 
Son máquinas, lo mismo que las locomotoras de nuestros ferrocarriles, los aparatos de las fábricas o destilerías de
elaboración de azúcar o fécula, de tejeduría, molienda o transformación de una materia
cualquiera. Son máquinas que dan servicios y productos. Los animales comen: son máquinas
que consumen, que queman cierta cantidad de combustible de determinada naturaleza. Se
mueven: son máquinas en movimiento, que obedecen a las leyes de la mecánica. Dan leche,
carne, lana y fuerza: son máquinas que proporcionan un rendimiento en relación con ciertos
gastos. Estas máquinas animales están construidas sobre cierto plan; están compuestas de
elementos determinados, de órganos, como se dice en Anatomía y en Mecánica. Todas sus
partes tienen cierto enlace, conservan entre sí ciertas relaciones y funcionan en virtud de ciertas
leyes, para dar cierto trabajo útil. Su actividad constituye su vida propia, que la Fisiología
resume en cuatro grandes funciones: nutrición, reproducción, sensibilidad y locomoción. Este
funcionamiento que caracteriza la vida, es también la condición de nuestra explotación
zootécnica, el origen de gastos y rendimientos que debemos equilibrar de
manera que disminuya el Precio de costo para aumentar los beneficios. Pero estas máquinas admirables han sido creadas por manos más poderosas que las nuestras; sólo hemos sido llamados para ordenarlas condiciones de su existencia y de su marcha y para gobernarlas, multiplicarlas y modificarlas;debemos conocerlas so pena de destruirlas y de dejar perder en el juego fatal de sus engranajesnuestro tiempo y nuestros capitales. Cuanto mejor conozcamos la construcción de estas
máquinas, las leyes de su funcionamiento, sus exigencias y sus recursos, mejor podremos
ocuparnos, con más seguridad y ventaja, de su explotación.
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